Yo, lector de Itálica, morador de la biblioteca,
te doy la bienvenida, curso 18-19,
y me ubico ya en la maternidad de este centro,
protegido en el útero de los saberes.
Un cristal, tic-tac,
una hora, deshoja y lo borra.
Una puerta, ahora está abierta.
Un libro, todo cobra sentido.
¿Un viaje? Abro y entiendo.
¿Un destino? El más divertido.
Tic-tac, el recreo me espera.
Tic-tac, apenas me entero.
Retomo las clases anclado a una historia.
Mañana dibujaré su trayectoria.
Nublo el cielo de seis horas
y disipo el de media…
Vuelvo a casa con mi libro,
pasaporte al infinito de colores,
sabores, emociones, palpitaciones,
misterios, inquietudes y ensoñaciones.
